Crónica de la Desigualdad
El capitalismo en su actual etapa llamada “globalización” enfrenta retos de integración social que se ponen de manifiesto cíclicamente a través de severas crisis que toman forma inicialmente en el sistema financiero para luego trasmitirse a la denominada economía real sumergiendo en la pobreza y la pauperización a los sectores más vulnerables de la sociedad, por ejemplo, luego de la crisis desatada en 2001 con la caída de las Torres Gemelas la economía de EEUU, pese al crecimiento, no ha podido recuperar el índice de pobreza previo al atentado con 30 millones de pobres.
La actual crisis del sistema económico mundial a diferencia de las anteriores tiene epicentro en la tríada -Samir Amin-. Japón, el emergente “ejemplar” de los ´80 lleva diez años de estancamiento atascado en
un sesgo de cierta incapacidad para reeditar la senda del crecimiento; Europa, luce un avance anémico aún con la ampliación del mercado común dada la incorporación del vasto mercado de los países del este; EEUU se debate herido de muerte, exánime intenta con sus últimos zarpazos eludir la fatalidad, el inminente ingreso en recesión que se manifiesta en la devaluación alarmante, por la magnitud de su depreciación, del dólar.
En este complejo contexto del sistema capitalista globalizado marcado por la inestabilidad y la incertidumbre que despierta la crisis en la economía de los países centrales el gobierno nacional ha encontrado los límites a la soberbia de la invulnerabilidad. La creciente demanda internacional, explicable por el ciclo virtuoso de la economía mundial, eleva los precios de las materias primas que alcanzan valores récord, aparece eficiente para tensionar las contradicciones del enfoque económico: incentivar las exportaciones que alimentan la renta de los grupos concentrados a costa del aumento interno de los precios de la canasta familiar y concomitantemente potenciar la exclusión social, o, restringir las exportaciones para favorecer el consumo de los sectores asalariados y medios protegiendo el mercado interno a expensas de los intereses de aquellos grupos.
¿Qué causas generan la inflación?.
Esta aparece cuando se desata la lucha entre el capital y el trabajo por el ingreso o dicho en otros términos por el reparto de la renta nacional. “¿Qué otra cosa es el tema en la constante gritería sobre la amenaza de la inflación, invocada tan frecuentemente por Alan Greenspan y sus compinches en Alemania y Gran Bretaña?. Si se lee lo que dicen, la causa potencial de este monstruo terrible que se llama inflación es que los trabajadores puedan obtener salarios más altos o que los gobiernos puedan gastar más, y por tanto recaudar todavía más impuestos.” (Wallerstein, I, 2006). La ley de la declinación de la tasa de ganancia en el proceso de acumulación de capital explica la lucha por la renta con los asalariados. En su intento de burlar los efectos de la ley el capital intensifica la explotación del trabajo como recurso para conservar la proporción de la ganancia por la extracción de la plusvalía del asalariado. De ahí que el alza ganada por los salarios se transfiere a los precios de los productos para neutralizar el aumento de costos. Al mismo tiempo el mayor gasto social del gobierno se traduce en presión contributiva sobre las empresas que deben mayores tributos. Esta combinación de causas -salarios y tributos- que inciden en los costos se trasladan directamente a los precios de las mercancías, pues, es la forma que adopta el capital para oponerse al recorte de ganancias en el proceso de acumulación de capital inherente al funcionamiento del sistema capitalista.
La persistencia de la inflación a generado dos consecuencias letales para la estrategia económica del gobierno. Por una parte, ha aumentado la cantidad de pobres en el último año en 1,3 millones alcanzando el índice exhibido previo a la crisis de 2001 con 30,3 % ascendiendo a 11,8 millones de personas -Diario Crítica 23.04.08-, dato que obligará a aumentar el gasto social con la contrapartida de la merma del consumo de este sector traducido en menor recaudación. Por otro lado, se ha socavado el tipo de cambio reduciéndose la balanza comercial -diferencia entre exportaciones e importaciones- perjudicando la competitividad de la industria nacional y no tardaría en resonar sobre el mercado laboral frenando la caída del desempleo -Diario El Cronista Comercial 25.04.08-.
Este ominoso cuadro hace contacto con el acelerado aumento de la deuda nacional en el último año en u$s 10.454 millones alcanzando los u$s 123.197 millones, es decir el 52% del PBI -Diario Crítica 20.03.08- y sin computar la deuda impaga con la cual ascendería a u$s 150.000 millones. Igual porcentaje que al momento de la crisis del 2001, si bien con plazos de vencimiento más largo.
En síntesis, todo el sacrificio insumido desde el colapso de la convertibilidad con la devaluación del Peso para superar la crisis del 2001 parece haber caído en saco roto y el esfuerzo social en vano. En estas circunstancias los logros obtenidos -baja de desempleo, recuperación del salario y haberes jubilatorios, canje de deuda, etc- están amenazados revelándose la estructura de precario equilibrio socioeconómico del país que carga con una acuciante desigualdad bastante para agrietar la cohesión social y que se reproduce en esa sensación de inestabilidad política que lo acecha.
POSTEADO POR MIGUEL



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