viernes, 23 de mayo de 2008

SOBRE LA TEORIA DEL VALOR 3º PARTE

¿Por una teoría del valor - conocimiento?

Las teorías de la "nueva economía" desembocan en la idea que las nuevas tecnologías volverían obsoleto el valor - trabajo. La determinación del valor de las mercancías por el trabajo socialmente necesario a su producción ya no correspondería a la realidad de las relaciones de producción. Lo que se identifica como realmente nuevo en la "nueva economía", es esta pérdida de sustancia de la ley del valor que conduce a una profunda mutación, incluso a una autosuperación del capitalismo. Más precisamente, las nuevas tecnologías introducirían cuatro grandes formas de producción de mercancías: inmaterialidad, reproductibilidad, indivisibilidad, y rol del conocimiento.

El tema de la inmaterialidad se refiere a los procesos de trabajo y al producto mismo. Una buena parte de las mercancías de la "nueva economía" son bienes y servicios inmateriales, o cuyo soporte material está reducido a una mínima expresión. Ya se trate de un programa, de un film o de un pedazo de música numerada, o mejor todavía, de una información, la mercancía moderna tiende a convertirse en "virtual". Esta constatación es exacta, al menos parcialmente, pero no conduce a las supuestas implicancias teóricas. Solo puede conmover a los partidarios de un marxismo primitivo en el que, con el pretexto de materialismo, la mercancía era una cosa. El ascenso de los servicios al menos habrá permitido liquidar esta forma vetusta de incomprensión de la forma valor. Lo que fundamenta la mercancía, es una relación social ampliamente independiente de la forma concreta del producto. Es mercancía lo que se vende como medio de rentabilizar un capital.

La reproductibilidad y la indivisibilidad de un creciente número de bienes y de servicios cuestionan su status de mercancías. Se trata aquí de formas modernas de una contradicción fundamental del capitalismo sobre las que regresaremos más adelante. Previamente, es necesario analizar el rol jugado por el conocimiento en los procesos productivos, que maltrata particularmente a la teoría del valor - trabajo. Para Enzo Rullani , ella se convierte en "un factor de producción necesario, tanto como el trabajo y el capital". Pero su valorización obedece a leyes "muy particulares", si bien "el capitalismo cognitivo funciona de manera diferente al capitalismo a secas". En consecuencia, "ni la teoría del valor de la tradición marxista, ni la liberal, actualmente dominante, pueden dar cuenta del proceso de transformación del conocimiento en valor".

Negri va aún más allá en la interferencia de la relación capital - trabajo: "El trabajador, hoy, ya no necesita instrumentos de trabajo (es decir, capital fijo) que sean puestos a su disposición por el capital. El capital fijo más importante, el que determina los diferenciales de productividad, se encuentra a partir de ahora en el cerebro de la gente que trabaja: es la máquina - herramienta que cada uno de nosotros lleva en sí. Esta es la novedad esencial de la vida productiva hoy" . Uno de sus discípulos, Yann Moulier - Boutang, es más categórico aún, al afirmar que, en el capitalismo cognitivo, el conocimiento "se convierte en el recurso principal del valor" y "el lugar principal del proceso de valorización".

Pretender que estas transformaciones basten para trastocar la teoría del valor, es hacer de ésta un simple cálculo en tiempo de trabajo. En los Grundrisse, Marx escribe explícitamente lo contrario: "no es ni el tiempo de trabajo, ni el trabajo inmediato efectuado por el hombre lo que aparece como el fundamento principal de la producción de la riqueza; es la apropiación de su fuerza productiva general, su inteligencia de la naturaleza y su facultad de dominarla, desde que se constituyó en un cuerpo social: en una palabra, el desarrollo del individuo social representa el fundamento esencial de la producción y de la riqueza" . Citemos también a Marx: "la acumulación del saber, de la habilidad, así como de todas las fuerzas productivas generales del cerebro social son entonces absorbidas en el capital que se opone al trabajo: a partir de ahora, aparecen como una propiedad del capital, o más exactamente, del capital fijo". Se ve que la idea según la que el capital goza de la facultad de apropiarse de los progresos de la ciencia (o del conocimiento) no tiene nada de nuevo en el ámbito del marxismo.

Una de las características intrínsecas del capitalismo, la fuente esencial de su eficacia, siempre ha residido en esta incorporación de las capacidades de los trabajadores a su maquinaria social. El capital, explica Marx: "da vida a toda la potencia de las ciencias y de la naturaleza, como a la de la combinación y la comunicación social para volver la creación de riqueza independiente (relativamente) del tiempo de trabajo que está afectado en esto". Es en este sentido que el capital no es un parque de máquinas o de computadoras en redes, sino una relación social de dominación. El análisis del trabajo industrial desarrolló mucho desde este punto de vista. El análisis de la opresión de las mujeres hace jugar un rol (o debería hacerlo) a la captación por el capital del trabajo doméstico como factor de reproducción de la fuerza de trabajo. La escuela pública no se refiere a ninguna otra cosa que a esta forma de inversión social. La idea misma de distinción entre trabajo y fuerza de trabajo, en el fondo, se basa en esto.

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